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Zahara: "Se nos pide responsabilidad a los individuos, cuando son los poderes políticos los que tienen que hacerse cargo"

Zahara: "Se nos pide responsabilidad a los individuos, cuando son los poderes políticos los que tienen que hacerse cargo"

La cantante presenta su séptimo álbum de estudio, 'Lento Ternura'.

Zahara en un posado durante la entrevista.Sergi González

Los que ubicaban a Zahara en la rave de Berlín U5 o en la rabia que se convirtió en denuncia social a los abusos sexuales con MERICHANE y todo el disco de Puta, ahora tendrán que buscarla en un policlean [retrete portátil], un policlean sucio como el de tantas fiestas populares y festivales. 

Un lugar que califica como "lo más cercano al infierno", pero que le ha servido para desarrollar y ubicar este Lento Ternura, su último trabajo y un lugar onírico en el que huye de las "violencias" que conllevaba Puta y que la llevaron incluso a ser víctima de denuncias por sectores de ultraderecha por una supuesta "ofensa a la virgen" en su portada. Lo hace con un sonido que oscila entre la sinfonía de temas como Formentera a la aceleración de techno industrial de Demasiadas canciones. 

"Donde realmente tengo que encontrar esa calma y esa paz, no son los lugares idílicos a los que huyo, sino es precisamente en todo el meollo, en los lugares más incómodos, en el atasco de la A-2 los viernes a las 15h", explica.

A pesar de querer encontrar esa paz —que también encuentra en los gatos y los amigos como en Tus michis donde samplea ese sonido característico y tan viral de los felinos domésticos— la reflexión de Zahara, que sale del Universo violento de Puta y se aleja de otras realidades como Astronauta o Santa, Zahara no deja a un lado la crítica social.

Demasiadas canciones cuestiona abiertamente la forma de consumo de la industria musical en una sociedad hiperacelareda. "Todo se consume: las películas, los libros, los conciertos, las canciones. Esto refleja cómo vivimos, es parte del turbocapitalismo en el que estamos instaurados y del que va a ser muy difícil salir", señala. Pero también al estrés y el ritmo frenético de ciudades como Madrid en Yo solo quería escribir una canción de amor, donde se sincera también de su salida de la ciudad hacia el entorno rural. 

"Estamos echando a las personas que han vivido toda la vida aquí o que trabajan aquí para a cambio llenarlas ¿de quién? Creo que prácticamente todas las ciudades son lugares cómodos para los turistas y completamente incómodos y agresivos para quienes vivimos aquí", reivindica.

Pese a esto, con noticias como la del fondo israelí KKR que financia numerosos festivales de música en España, Zahara tiene claro que la responsabilidad no debe ponerse únicamente en los artistas que actúan en ellos. "Está sucediendo un genocidio contra el pueblo palestino. Y que, por mucho que respondiera a un ataque, un atentado terrorista, se está convirtiendo en una masacre hacia el pueblo palestino. Eso es muy doloroso", denuncia. "Aquí el problema es que se nos pide la responsabilidad a los individuos, cuando son las instituciones, precisamente los poderes políticos los que deberían intervenir esto y hacerse cargo", añade.

¿Qué es para ti la Lenta Ternura? ¿Y la idea de ubicarlo dentro de un policlean sucio, como dice tu canción de dónde surgió?

Lento Ternura tiene que ver mucho con eso, porque al principio es un concepto que me llega casi de la necesidad de huir, de toda la narrativa de Puta y de esas violencias. Y me creo que este Lento Ternura es un lugar, o sea, es un lugar mágico casi Narnia que va a aparecer escondido en un armario, al que voy a llegar, voy a ser feliz, y va a estar todo en paz. Pero me doy cuenta de que, precisamente, de ahí en el policlean, ese Lento Ternura no es algo que vaya a encontrar. Lo voy a encontrar en el campo meditando, claro.

Pero donde realmente tengo que encontrar esa calma y esa paz, no son los lugares idílicos a los que huyo, sino es precisamente en todo el meollo, en los lugares más incómodos, en el atasco de la A-2 los viernes a las 15h... Pensando en los lugares más inhóspitos y desagradables donde poder alcanzar el Lento Ternura, si es que era una especie de nirvana alcanzable, era en un policlean, que es de los peores lugares en la tierra. Sobre todo, un policlean que ha estado al Sol, en un festival en verano a 45 grados, es algo bastante parecido al infierno. Y si ahí consigues alcanzar el Lento Ternura, oye, pues check en la vida.

Hablando de sitios, de ese infierno... “Que se hunda Madrid, que arda en el infierno” de Yo solo quería escribir una canción de amor. Un mensaje que mandas después de irte a vivir fuera de la ciudad, a un área rural. ¿Cómo te encuentras ahora con la ciudad? ¿Qué está pasando con las grandes ciudades a raíz de la gentrificación y la subida de precios de la vivienda?

Creo que tiene que ver con el problema de las ciudades, aparte de que están abarrotadas, se usa demasiado el coche. Deberíamos tener ciudades en las que poder caminar. Si piensas en Europa, que tiene ciudades de caminar, al contrario que en Estados Unidos donde de verdad tienes que desplazarte siempre con coche, tenemos suerte, privilegio, o maravilla de tener ciudades en las que caminar. Y en lugar de desplazarnos disfrutando del lugar en el que estamos, al final acabamos llenándolo todo de contaminación, de atascos, de coche, de frustración, de cabreos, de agresividad, que es uno de los problemas de las grandes ciudades.

Esto es un problema superficial, el problema vital es que la gente no puede vivir en el lugar donde trabaja. Estamos echando a las personas que han vivido toda la vida aquí o que trabajan aquí para a cambio llenarlas ¿de quién? Creo que prácticamente todas las ciudades son lugares cómodos para los turistas y completamente incómodos y agresivos para quienes vivimos aquí. Aunque, ojo, en España tenemos ciudades preciosas que no disfrutamos, no valoramos y no vemos porque la agresividad ocupa todo y la incapacidad de salir y disfrutar del día, me parece una fantasía irreal.

La conexión que yo he vivido fuera de Madrid, de estar rodeada de naturaleza, de preocuparme de los pequeños cambios, de observar un paisaje sin mirar nada más que la misma montaña con el mismo árbol durante, no sé ¿una hora? Te lleva a una conexión contigo misma, a escucharte, preguntarte dónde estás, completamente contrario a lo que sucede aquí. Aquí moverse es “voy a llegar al sitio”, es transportar nuestro cuerpo para ponerlo en otro sitio. Los lugares son hostiles, son caros... Me da pena porque le he hecho discos a las ciudades con Juno [proyecto que mantiene en paralelo] con Martí IV, que son odas a las ciudades porque precisamente las he amado mucho y creo que como tanto como persona que ha vivido en ellas como turista, he experimentado mucho placer y mucha felicidad.

Sin embargo, ahora lo que siento es todo lo contrario. Casi que me siento mal siendo turista, no me apetece ya viajar a otros lugares y convertirme en aquello que cuando vengo aquí, detesto. A veces, cuando estoy con Martí por Madrid, que vamos por el centro, que tenemos que ir a cualquier sitio y todo es agobiante y nos parece horrible todo, le digo “tú piensa que estamos en Roma. ¿A que en Roma te gustaría?”. O sea, quiero decir, cambia tu visión, sé turista en tu pueblo. Si tú lo vives como turista, de repente te parece todo fantástico. Tú visualiza que no es tu ciudad. Cuando estamos y no tenemos más remedio que atravesar todo el centro, rodeados de gente, de empujones, que todo es feo, con montañas de basura, piensa que estás en otro sitio.

"Si sabes cómo se llaman tus vecinos, es un pueblo. Una ciudad es un lugar donde sales a la calle, no le importas a nadie y nadie se va a preocupar por ti, salvo porque les molestes para cruzar o para salir porque te están taponando una puerta"
  Zahara durante la entrevista.Sergi González

El mensaje que mandas en otra canción como es Soy de un pueblo pequeño no era relacionado con esta salida de las ciudades, sino más bien con reconciliarte con tu Úbeda natal ¿no? Y con la habladuría que hay en los pueblos. ¿Crees que también están cambiando los pueblos con la salida de la gente de las ciudades?

Uf, no sé si han cambiado. Habría que preguntarle a mis padres, que son los que no se han movido de allí, y ver cómo lo viven. Mi sensación cuando llego a Úbeda, que es a la ciudad a la que voy con más asiduidad, es una ciudad renacentista Patrimonio de la Humanidad, preciosa. Pero que para mí es un pueblo es precisamente por lo que has dicho: un lugar en el que saben cuando paso por allí de quién soy hija, es un pueblo.

Si sabes cómo se llaman tus vecinos, es un pueblo. Una ciudad es un lugar donde sales a la calle, no le importas a nadie y nadie se va a preocupar por ti, salvo porque les molestes para cruzar o para salir porque te están taponando una puerta. Pero si tú estás en un lugar donde digan “ahí está la hija de la Benita”, eso es un pueblo. Da igual la dimensión y da igual lo grande que sea. Sentirte de un pueblo para mí es eso, estar en un sitio y pensar que la vida desconocida y la vida anónima, la vida independiente, sucede fuera. Si ahí te sientes observada, te sientes parte de un pueblo más que de una ciudad.

Úbeda en concreto para mí tiene cosas que me encantan y que sigue conservando a lo largo de los años como es su gran patrimonio cultural. Está llena de eventos culturales, desde la danza, música clásica, música moderna, jazz, el cómic, el cine, las bandas sonoras, los cuentos, la música renacentista... Pero también de mucha tradición, si quieres Semana Santa, ver iglesias y tal, te vas a hartar. Pero que creo que conviven muchas inquietudes culturales: la tradición con la modernidad con bastante amabilidad.

Es algo que me gusta porque veo mucha tradición y me gusta observarla. La verdad, me resulta muy curiosa. Pero a la vez veo mucha contracultura y todavía pequeñas islas de modernidad, de reivindicación. Esta canción ha servido, como dices, para reconciliarme porque hacer un disco como Puta en el que empiezo a narrar las violencias que nacen y se gestan allí, implica también visualizar el lugar del que vienes con bastante cabreo y con un peso muy grande.

Ahora siento que es más liviano, que puedo mirarlo, hablarte de sus virtudes y no solo pensar en el pueblo en el que abusaron de mí, que es más cosas.

Para pasar de Puta, de toda esa catarsis sobre la violencia y demás, a este espacio idílico como es Lento Ternura, ¿había que transitar por una rave para liberar tensiones?

La rave ha sido muy importante en todo el proceso de Puta, porque precisamente en los conciertos de Puta... Uf, yo vivía a veces catarsis y otras, mi propio linchamiento. O sea, para mí enfrentarme otra vez a esa narrativa en directo con las emociones que me suponía ver lo que me transmitía la gente que estaba en el público, uf, me hacía conectar con un montón de cosas que yo a veces acababa baldada.

Escribir el disco fue un ejercicio de liberación, pero enfrentarme a él en los conciertos fue casi un ejercicio de supervivencia una y otra vez. A veces era guay y me sentía muy poderosa y otras veces quería irme a dormir, que nadie me mirara esconderme y no volver a saber nada del mundo en un mes.

Pero cuando llegó la rave, para mí era coger toda esa violencia y transformarla en energía, que no se perdiera esa rabia y se disipara y solo quedara en sufrimiento, sino transformar todo eso, cogerlo y empujarlo a algo poderoso como es el la rave, el movimiento, el baile, la liberación a través del cuerpo. Para mí ha sido la celebración de que he sobrevivido a Puta y hacerlo de la mejor manera posible que es a través de la liberación y la expresión corporal, que es el primer paso para sentirte libre de mente.

Es cómo estamos vinculados y cómo a través del cuerpo podemos cambiarnos el estado mental, que es algo que se lleva estudiando con la meditación desde hace mucho tiempo, también a través del cuerpo. El cómo te liberas en el baile acaba también repercutiendo positivamente en cómo te vas a liberar mentalmente, cómo te vas a sentir y cómo vas a gestionar eso.

"Creo que la manera en la que se consume música responde a cómo se consume todo en general. Es un ejemplo más de cómo estamos consumiendo la vida en lugar de vivirla, ya el término consumir está por encima de escuchar, disfrutar, leer, ver..."
  Zahara, con su disco 'Lento Ternura' durante la entrevista.Sergi González

En Demasiadas canciones hablas de la cantidad de lanzamientos musicales que hay, que no logramos ni siquiera abarcar todos... ¿Crees que va a reventar en algún momento esta burbuja?

Creo que antes de que pete, queda todavía un poco... Creo que estamos en el proceso de ahondar en esto, estamos en el inicio de esta saturación creativa, artística, o simplemente consumista. Creo que queda todavía bastante porque ahora es cuando estamos dándonos cuenta de qué está pasando, pero la rueda acaba de empezar su inercia. Ahora hay mucha gente que todavía no forma parte de ella, que va a acabar sucumbiendo y siendo arrastrada porque va a querer también formar parte del sistema de esa manera, aunque haya siempre quien esté en los márgenes que va a intentar vivir a un margen de la tendencia.

Pero creo que esta tendencia va a ser cada vez más global, porque siento que en realidad no lleva a nada. En Gozz [su sello discográfico] hablamos mucho, intentamos analizar con una visión retrospectiva y ver qué pasa, por ejemplo, con Santa, que acababan de salir las plataformas, donde todavía el streaming te permitía escuchar discos y cómo en realidad lo de escuchar solo canciones es una cosa reciente. Escuchar canciones cortas es muy, muy reciente. Creo que todavía falta explotar esto antes de que se inmole.

Creo que la manera en la que se consume música responde a cómo se consume todo en general. Es un ejemplo más de cómo estamos consumiendo la vida en lugar de vivirla, ya el término consumir está por encima de escuchar, disfrutar, leer, ver... Todo se consume: las películas, los libros, los conciertos, las canciones. Esto refleja cómo vivimos, es parte del turbocapitalismo en el que estamos instaurados y del que va a ser muy difícil salir. Además, creo que la música o cualquier expresión artística siempre responde a un momento vital a cómo somos social e individualmente, cómo está en ese momento el mundo.

Ahora el mundo está así porque creo que es el inicio de la falta de la atención y de la falta de concentración, de la necesidad de estímulos constantes. Por eso mismo, creo que queda mucho desarrollo todavía a esta manera, a escuchar solo quizás estribillos... Mientras la sociedad lleve este ritmo vertiginoso, la música también. Si alguna vez hay un movimiento radical o alguien que lo para, es bien porque nos estamos cargando el mundo y hay que hacerlo porque no queda otra, o bien porque de manera natural nace una contracultura a eso porque los márgenes cada vez se hacen más grandes y acaba imperando un estilo y una manera de ser más calmada. Algo que no creo que pase ahora, mucho tiene que cambiar todo (risas).

Más que explotar esto espontáneamente, porque esta manera de escuchar música no se sostiene, lo que no se sostiene es la vida. ¿Crees que va a cambiar ahora? Si estamos en un punto en el que vamos a empezar a subir antes de descalabrarnos por ladera abajo, queda mucho.

"Se está consiguiendo con este modo de vida es esa sumisión, esa aceptación, que a nadie le choque nada. Este cambio lo vamos integrando y no es solo un concierto lo que nos afecta, es todo"
  Detalle de las manos de Zahara durante la entrevista.Sergi González

Eso pasa con los conciertos también, eso de que se haya instaurado las preventas, hacer colas delante de 100.000 personas para comprar entradas para un estadio, como pasó con Bad Bunny.

Bad Bunny ha hecho ¿qué, 10 Metropolitanos?, ¿ha habido un precedente como ese? Por eso digo que ahora mismo no va a explotar, vamos a empezar a ver esto. Queda todavía, mis sensaciones son que queda mucho. Sobre todo que la capacidad de aguante de la gente es increíble. Podemos estar ahí, cuando entramos a ver la cola virtual de 112.000 personas, en lugar de desanimarnos, seguimos ahí. Nadie dice, esto es una basura, no tiene sentido. No, pues sigues. ¿Por qué? Porque en realidad, lo que se está consiguiendo con este modo de vida es esa sumisión, esa aceptación, que a nadie le choque nada. Este cambio lo vamos integrando y no es solo un concierto lo que nos afecta, es todo. Lo queremos todo y lo tenemos.

A mí esta tarde me apetece cualquier cosa y la pido por Amazon y me va a llegar antes de las 22h. ¿A costa de quién y de qué? No importa. Es decir, porque parece que solo nos volvemos reivindicativos y nos llama la atención cuando nos afecta nuestra profesión y, sobre todo, cuando esta tiene que ver con la cultura. Entonces, nos sentimos, además, ofendidos. Es una basura porque las mismas personas que se ofenden por una cosa, forman parte de esta rueda de otra. ¿Cómo tendría que ser el movimiento social para revertir hacia dónde vamos? ¿Cómo tiene que ser el muro de gordo para que la rueda se pare y no siga? ¿Dónde pones tu baremo? ¿En qué exactamente? ¿Hasta dónde llega esa línea ética que va contigo y con tus ideales y con aquello por lo que luchas? ¿Dónde lo pones? ¿Estás en una sociedad que te está arrastrando y que te está pisando? Literalmente es una sociedad que te está arrastrando del pelo por toda la calle.

"Entiendo la reacción de la gente, yo también la siento, que está sucediendo un genocidio contra el pueblo palestino"

Esta semana se está hablando mucho del fondo de inversión israelí KKR y la financiación a varios festivales en España. ¿Cómo has recibido esa noticia y las reivindicaciones que se han hecho?

Entiendo la reacción de la gente, yo también la siento, que está sucediendo un genocidio contra el pueblo palestino. Y que, por mucho que respondiera a un ataque, un atentado terrorista, se está convirtiendo en una masacre hacia el pueblo palestino, que en ese sentido, es superviviente. Eso es muy doloroso.

Aquí el problema es que se nos pide la responsabilidad a los individuos, cuando son las instituciones, precisamente los poderes políticos los que deberían intervenir esto y hacerse cargo. Al final también es muy sencillo hacernos responsables, como en todo, a las personas. Es complicadísimo hacerlo si los productos que usas o las marcas que te gustan, el banco que tienes, el sueldo que recibes, igual también tienen un fondo como el KKR. ¿Dónde pones aquí el límite? Si lo pones a las personas y si lo pones otra vez a las personas de la cultura.

Una vez más, son los responsables, cuando son precisamente las grandes marcas, las instituciones y esos mismos fondos los que están haciéndolo. Me parece superinjusto porque al final, te cuestionas continuamente. El individuo siempre está enfrentándose a ese dilema ético. Y es lo mismo, ¿dónde lo pones? ¿Se puede permitir una persona renunciar a su puesto de trabajo solo porque ha sido absorbido por el fondo? Es como “Qué mala persona eres”, “es que va en contra de tus ideales”, “no lo hagas”. Pero, ¿se lo pueden permitir esas personas?

Es lo que veníamos hablando, ¿en qué situación de precariedad estamos individualmente como para exigirnos una responsabilidad ética de esa dimensión? Cuando los responsables son los que deberían estar haciendo las preguntas. Claro que nos sentimos ofendidas y dolidas. Claro que la gente está cabreada. Pero que se hagan cargo los que se tiene que hacer cargo.

Siguiendo un poco con la estela de Israel, no sé si viste el sábado la actuación de Melody en Eurovisión.

No, no la vi. Estaba pinchando en El Sótano con Martí [Perarnau].

Pero, ¿pudiste escuchar la canción de Melody previamente?

Sí, claro. La canción es un poco igual, quiero decir. Me encantaba eso de que “una diva no pisa a nadie para triunfar”. Poco se está hablando de eso y que nadie valorara la letra. Era como “mira, qué bonito esto que está diciendo”. Pero más allá de eso, no es un evento que siga ni el tipo de música que siga. Tampoco voy a juzgar algo que no suelo escuchar.

Vi el comunicado de Televisión Española, que me pareció fantástico. Lo vi luego en redes, pero no he visto ni la actuación, la verdad. Hace mucho que estoy desconectada del mundo Eurovisión.

  Zahara durante la entrevista con El HuffPost.Sergi González

Volviendo a lo que decíamos antes de la responsabilidad social sobre los artistas, se suele decir que en el indie no se mojan, pero tú sí que has cantado a la gestación subrogada, al abuso sexual, etc. O temas como Esto no es una canción política. ¿Se juzga más la música que otras formas de cultura?

Me parece que siempre se nos exige mucho, la verdad. Si te pones a mirar un poco el historial de las personas que hacen canciones, no dejamos de ser seres humanos con problemas. Precisamente, hacemos canciones para intentar entendernos e intentar comprender este mundo: no elevéis lo que no hay.

A mí me gusta que las canciones cuenten cosas, no todas. También me gusta reírme a veces solo. Me gusta incluso estar bailando algo con lo que no estoy de acuerdo y puedo vivir con ello. La vida sigue, no todo tiene que ser siempre coherente. De hecho, qué aburrimiento. Me parece que la música precisamente tiene que generarnos estados anímicos, a veces lo que quieres es que te lleve a quemar contenedores, otras que te haga solucionar un problema... No sé, a veces también depositamos muchas cosas y queremos que la música cure muchas cosas de nuestra vida o nos invite a muchas cosas.

Aunque a mí personalmente me gusta que pasen cosas en las canciones, casi siempre, no es algo que le pueda exigir a la música. Porque no deja de ser música y una expresión artística. Entiendo que también en el mundo en el que vivimos, en el que cualquier cosa se saca de contexto. En el que todo lo que diga ahora aquí se sacará y se condensará en un titular que no reflejará exactamente mi opinión y que además, la gente no va a leer la entrevista entera para entender ese contexto, se va a quedar con una frase y sobre esa frase se va a hacer una opinión y va a atacar en función de eso, porque aparte es gratis, entonces se va a decir lo que le salga del mismísimo interior porque nadie le dice lo que puede o no puede decir. Entiendo que la gente no quiera pringarse porque es que tienes que estar muy fuerte o vivir muy al margen de las redes, de la presión, para realmente involucrarte. Y yo no soy ni fuerte ni valiente, lo sufro también. Mi problema es que soy bocachancla, que no puedo callarme lo que pienso.

Si hablo contigo, te lo cuento. Si me pongo a hacer una canción, hablo de lo que me importa. Si en ese momento me está afectando, estoy viviendo y estoy teniendo inquietudes y malestar con la gestación subrogada, hago una canción sobre ello. Si tengo que hablar de que hay demasiado de todo en la industria de la música, lo voy a hacer.

Luego las consecuencias de eso, como soy una inconsciente, ya las voy manejando como puedo. Pero exigirle a los demás que lo hagan me parece irresponsable y de mala persona, sea quien sea. Los que dicen “no, es que no dice nada”. Pues es que, ¿por qué lo va a decir? Dilo tú. Siempre se exige a los mismos. Eso no quita a que un mundo guay, ideal, sería lo mejor, que utilizáramos el altavoz que tenemos para provocar cosas más allá de amabilidad. Es una opción que tenemos y me gusta. Cuando lo veo me gusta, pero de ahí a exigirlo... Pues ¡hazlo tú!

"Parece que no eres nadie en esta industria si no petas un WiZink [ahora Movistar Arena]. Tienes que hacerlo y superarte, todos los mensajes que hay en esta industria siempre son de superación. Pero luego, si no llegas o te rindes, está mal"
  Zahara en el estudio de su sello Gozz Records durante la entrevista.Sergi González

A nivel de industria musical, se ha hablado mucho de asociarse y exigir a nivel laboral, una especie de sindicato, ¿lo ves factible o crees que hay demasiado ego?

No sé si ese ego o es que la precariedad es tan grande, que en lugar de unirnos genera individualismo. A decir “toda la vida llevo comiendo mierda, ahora que como un poco menos, no voy a pararlo, ya me sumo”. También los ejemplos que tenemos siempre son de ese éxito al que aspiramos a llegar, que nos bombardea y que casi necesitamos continuamente. Parece que no eres nadie en esta industria si no petas un WiZink [ahora Movistar Arena]. Tienes que hacerlo y superarte, todos los mensajes que hay en esta industria siempre son de superación. Pero luego, si no llegas o te rindes, está mal. Si aceptas según qué cosas para conseguir llegar a ese éxito, también está mal.

Es muy, muy, muy complejo que acabe habiendo una unión o simplemente una gestión de todos si primero no hablamos entre nosotras como personas, las bandas, los proyectos. Si hay hermetismo, si no hay transparencia, si todo el mundo va a lo suyo, y si alguien consigue una cosa, pues esto ya es mío... Creo que falta una visión de comunidad y en la que me incluyo. No es una crítica ajena. Desde mi misma experiencia me resulta complicado generar una comunidad y un tejido en el que no sé quiénes son los otros y que cuando los otros consiguen algo, a mí me genera inseguridad, cuando en realidad mi intención es aspirar a lo mismo.

Cuando yo ya he superado esos lodos y ya no estoy ahí en el barro, bajar ahí me va a costar muchísimo. ¿Cómo lo hago? Porque mi sensación es que yo sigo en el barro, quizás un poco más seco, que me lo puedo quitar, pero sigo en el barro.

Hablando de hermanamiento, ¿cómo viviste ese momento de sororidad de Eva Amaral en el Sonorama?

Lo recuerdo perfectamente. Fue muy fuerte, fue maravilloso. Precisamente fue un ejemplo de algo que no suele suceder. De ser vista, de que lo que haces no es único, genuino, aislado y señalado, sino que forma parte de quizá un movimiento de mujeres que nos preocupamos por lo mismo, que nos apoyamos y que ahí sí puede haber un cambio entre nosotras.

Entre nosotras sí noto que están cambiando mucho las cosas, sobre todo las nuevas generaciones. Vienen muy fuertes con esto, muy concienciadas, muy de apoyo entre mujeres, que es brutal, cosa que yo no tuve. Por eso, mismo lo de Eva [Amaral] significa para mí casi el doble. Porque no viene de una generación donde de manera natural ya existe ese apoyo, sino que veo que le nace a contracorriente, que lo lleva y es algo que siente, que hace y que dice no fruto de un movimiento que la arrastre, sino que va al contrario: pone el freno y dice “tías, estoy con vosotras”. Y eso es lo mejor.

Espacio Eco
Un proyecto de Espacio Eco

Ahora hay una cantidad de bandas como Shego, Repion, artistas como Jimena Amarillo, de chicas apoyando chicas que mola un montón y que yo no vi. Aunque yo no forme parte de esa generación, pero sí me siento super orgullosa y feliz porque veo que ese cambio es positivo, que llegará a más.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es