Padres, abuelos o canguros: una psicoterapeuta revela quién es mejor para cuidar a los niños
Ha analizado qué puede aportar cada uno y lo que supondría para el adulto responsabilizarse del pequeño.

Cuando nace un bebé, sobre todo entre padres y madres primerizos y primerizas, las dudas surgen constantemente. Los pequeños no llegan con un manual bajo el brazo y cada uno, al ser personas distintas, tienen diversas necesidades y gustos. Y lo mismo sucede con la persona que lo cuida.
Para poner fin a esta última duda, el portal web griego OW ha consultado a la psicóloga-psicoterapeuta Elia Papamavrou. En este sentido, ha instado, antes de plantearse dejar a los pequeños con los abuelos, a asegurarse de "exista una buena comunicación" con ellos.
"Confía en ellos, pero también recuerda que estarás de acuerdo con sus intervenciones o estarás preparado y capacitado para negociarlas", prosigue Papamavrou. Ello se debe a que esta situación puede "generar muchos conflictos en la familia" por distintos motivos.
Es por eso que la solución para estos casos consiste en que cada cierto tiempo padres y abuelos se sienten a hablar de las necesidades tanto del pequeño como de los adultos.
Hay familias, en cualquier caso, que también tienen en cuenta la posibilidad de que un cuidador o cuidadora pueda hacerse cargo del niño o de la niña. A esta idea, desde OW le ven algunos pros como que los padres pueden irse trabajar y estar con los pequeños en casa, incluso si estos necesitan estar dormidos.
Por contra, el sitio web griego señala la necesidad de que los niños de compartir espacios con otros pequeños, así como que el cuidador o cuidadora puede dejar su empleo cuando quiera.
Finalmente, la psicóloga ha analizado el hecho de que los cuidados corran a cuenta de los progenitores. En este sentido, su idea es que "la decisión de los padres de asumir la plena responsabilidad del hijo no implica un sacrificio personal".
"Parece, entonces, que la calidad de la atención importa más que la 'identidad' del cuidador", concluye el portal web griego, que precisa que, "para el niño, la relación no se juzga por la presencia absoluta, sino por la calidad del contacto".