El calor ya está aquí, aunque al verano le falta un poco más para llegar. Sea cual sea el caso, las piscinas han empezado a abrir y queda todavía la etapa más calurosa del año. En sus casas, los amantes del agua ya están desempolvando los bañadores, las chanclas y las toallas. 

Ahora bien, hay que tener cuidado. Sin dejar de pasarlo bien y disfrutar de todas las ventajas que ofrecen las piscinas, pasar un tiempo prolongado en su interior sin tomar precauciones puede motivar que alguien pueda sufrir lo que se conoce como "otitis del bañista". 

Según precisan en la web de  la empresa farmacéutica Cinfa, esta patología "se convierte en verano en un motivo frecuente de consulta médica". Sobre todo, entre los más pequeños, según la compañía. 

"Durante el periodo estival, se conjugan dos factores que constituyen, literalmente, un perfecto caldo de cultivo para las bacterias", precisa uno de los expertos médicos de Cinfa, Julio Maset. Son el aumento de las temperaturas y la mayor disposición de tiempo, que hace que la gente pueda darse más chapuzones. 

A continuación, proporcionan una serie de recomendaciones con las que prevenir la otitis del bañista. La primera consiste en secarse correctamente el oído después del baño. También instan a, una vez fuera del agua a inclinar la cabeza hacia ambos lados, de tal forma que el líquido salga de los oídos. 

Otros consejos que dan tienen que ver con los complementos de baño con los que zambullirse en el agua. Apuntan que el uso de tapones y del gorro de baño pueden reducir el riesgo a contraer otitis. Y lo mismo dicen con el tiempo que se permanece dentro del agua. Animan a reducirlo, sobre todo, a aquellos propensos a contraer esta patología. 

También hablan de no bañarse en aguas sucias o que puedan estar contaminadas y a no confundir la suciedad con la cera de los oídos. Finalmente, animan a acudir a un experto, en caso de detectar síntomas de otitis.