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El cambio climático golpea Europa: estrés térmico y la DANA de Valencia de trágico ejemplo

El cambio climático golpea Europa: estrés térmico y la DANA de Valencia de trágico ejemplo

Más del 74 % de las muertes por lluvias extremas que se produjeron en 2024 en todo el continente se registraron durante las lluvias torrenciales de octubre, según el informe anual European State of the Climate (ESOTC).

Coches destruidos y amontonado en las calle de Paiporta, tras el paso de la DANA por Valencia en octubreDavide Bonaldo

Las lluvias torrenciales que azotaron la Comunitat Valenciana en octubre de 2024, cuya gestión se está investigando en sede judicial, marcaron un antes y un después en la serie histórica de precipitaciones en España. En solo 24 horas se recogieron 771,8 milímetros, el segundo valor más alto jamás registrado en el país. La DANA pulverizó los récords de lluvia en una, seis o doce horas. Varias zonas quedaron completamente anegadas, con calles convertidas en ríos y cientos de personas atrapadas en casas y coches.

Ese episodio no fue una excepción. Representó uno de los picos más destructivos de un 2024 que ha dejado cifras récord de víctimas y daños en toda Europa. Según el informe anual sobre el Estado del Clima Europeo, elaborado por el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM), estos episodios de clima extremo que se registraron el año pasado dejaron 335 muertos y cerca de 413.000  personas afectadas en el continente. Solo la DANA de Valencia y las inundaciones que se provocaron tras el paso de la borrasca Boris por Europa central, en septiembre, sumaron más de 250 muertos, lo que supone más del 74 % del total fallecidos.

La vicepresidenta de la unidad de observación terrestre de la Comisión Europea, Elisabeth Hamdouch, ha sido clara en la presentación del informe: "El informe demuestra que Europa se ve severamente golpeada por el cambio climático". Y no solo por la lluvia.

Olas de calor, incendios e impacto en los glaciares

El año 2024 ha sido el más cálido del que se tiene constancia en Europa. Las regiones central, oriental y suroriental registraron temperaturas entre dos y tres grados por encima de la media del periodo de referencia 1991-2020. En el sur de España, las anomalías térmicas también batieron récords.

El 60 % del continente sufrió más días de lo normal con estrés térmico “fuerte”, “muy fuerte” o “extremo”, según el análisis de Copernicus. En el sureste europeo, julio trajo consigo la ola de calor más prolongada desde que hay registros: trece días consecutivos abrasando más de la mitad de la región.

Las consecuencias no tardaron en llegar. En Portugal, los incendios forestales de septiembre arrasaron 110.000 hectáreas en solo una semana, lo que supuso casi una cuarta parte de toda la superficie quemada ese año en Europa. El fuego y el calor afectaron directamente a unas 42.000 personas, según el informe.

En paralelo, los glaciares de todas las regiones europeas experimentaron pérdidas récord. Los de Escandinavia y Svalbard registraron la mayor reducción de masa de hielo jamás medida. Incluso al norte del Círculo Polar Ártico, las temperaturas se mantuvieron anormalmente elevadas durante buena parte del año.

La temperatura media del mar Mediterráneo también se disparó. En algunas zonas alcanzó valores 1,2 ºC por encima de lo normal, con consecuencias sobre el ecosistema marino y el potencial de nuevas tormentas intensas.

Contraste climático y presión sobre las infraestructuras

Uno de los rasgos más llamativos del año fue el inusual contraste entre el este y el oeste del continente. Mientras que el este vivía bajo condiciones de sequía severa y temperaturas récord, el oeste —incluyendo España, Francia, Alemania o el Reino Unido— sufría una sucesión de borrascas e inundaciones. “En varios meses del año, el Támesis en Reino Unido y el Loira en Francia registraron los mayores caudales en 33 años”, destaca el informe.

El director general del CEPMPM, Florence Rabier, explicó que “casi un tercio de la red fluvial europea superó el umbral de inundación alta”, una situación comparable solo a lo vivido en 2013. Samantha Burgess, subdirectora del servicio de Copernicus, vinculó la intensidad de las lluvias al calentamiento global: “La mayor temperatura del aire y del mar favorece la acumulación de vapor en las nubes, lo que dispara la intensidad de las precipitaciones”.

El IPCC ya ha advertido que Europa será una de las regiones más expuestas al aumento del riesgo de inundaciones si las temperaturas globales siguen subiendo. La directora general de la OMM, Celeste Saulo, insistió en que no basta con monitorear el clima: “También se trata de comprender y comunicar el riesgo, de respuesta y preparación”.

Espacio Eco
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Mientras tanto, el informe deja un pequeño rayo de avance: por primera vez, Europa generó el 45 % de su electricidad a partir de fuentes renovables. Aun así, los expertos alertan de que no será suficiente si no se acelera la acción.