El Frontex teme que la influencia de Rusia y los recortes de Trump impulsen la ruta canaria
El deterioro de la situación en el Sahel, sumado al riesgo de que Putin use a los migrantes en su guerra híbrida y a la práctica desaparición de Usaid dejan un escenario complicado en el Atlántico.

La llegada de inmigrantes a las islas Canarias (Atlántico) probablemente aumentará en los próximos meses por el deterioro de la situación en el Sahel, el riesgo de que Rusia aproveche su influencia en la zona para presionar a Europa con flujos migratorios (una herramienta de guerra híbrida) y el recorte de la ayuda humanitaria que Estados Unidos ofrecía a países africanos a través de Usaid.
Es el pronóstico que la Agencia Europea de Fronteras (Frontex) hace en su Análisis anual de riesgos 2025-2026, un documento que acaba de publicar con sus previsiones y preocupaciones sobre la situación de los límites exteriores de la Unión Europea (UE) y un capítulo dedicado a España, por su condición de frontera suroeste.
Frontex constata que los flujos migratorios por el Mediterráneo Occidental (estrecho de Gibraltar, mar de Alborán y Baleares) parecen haberse estabilizado desde 2020, con un "ligero repunte desde 2022" que se mantiene.
Pero en la Ruta Canaria, la que recorren los emigrantes desde la costa atlántica de África hasta las islas Canarias, considera que puede seguir la tendencia "al alza", pese a las "variaciones estacionales".
Y hace esta advertencia: "Las redes de tráfico de personas en estas rutas se han adaptado a la aplicación de las medidas de control por parte de las autoridades".
A Frontex, que desde hace años tiene agentes que colaboran con la Policía española en los principales puertos de Canarias donde opera Salvamento Marítimo en sus operaciones de rescate, le preocupa especialmente la situación del Sahel y su impacto sobre las islas.
"Se prevé que la presión migratoria sobre Canarias se mantenga alta en 2025 (...). Los cambios geopolíticos en el Sahel están creando condiciones que probablemente seguirán impulsando un aumento de los flujos migratorios, como el de Mali a Mauritania y, desde ahí, a las islas Canarias", asegura en su análisis anual de riesgos.
De los tres corredores que conforman la ruta (Marruecos/Sahara, Mauritania y Senegal/Gambia), Frontex corrobora que el de Mauritania es el más activo, con "presencia de grupos organizados de tráfico de personas capaces de responder rápidamente a las medidas preventivas. Hay datos que indican que las mafias están allí extendiendo el negocio a Asia, remarca.
Pero detrás de Mauritania, subraya, está el deterioro político, de seguridad y humanitario que está sufriendo la región del Sahel, con especial impacto en Mali, desde donde salen miles de refugiados. "El deterioro de la situación en el Sahel y la expansión de grupos terroristas de Burkina Faso, Malí y Níger a los estados costeros de África Occidental tienen implicaciones significativas para los flujos migratorios en la región", relata.
Frontex cree "improbable que el empeoramiento de la situación en la región se resuelva pronto, dada la compleja interacción de factores" y avisa de dos factores exteriores que pueden agravar las cosas: la influencia de Rusia en la zona y la nueva política de Trump en EEUU.
La Agencia Europea de Fronteras ve a Rusia "a la vanguardia" de la influencia exterior en este momento en el Sahel, donde "expande cada vez más su presencia en la región, especialmente en Malí, Burkina Faso y Níger" a través de las empresas militares privadas, para "extraer recursos, ganar influencia política y demostrar fuerza".
"Rusia también podría aprovechar su presencia para impulsar la migración instrumentalizada hacia Europa y aumentar los costos para que la UE asegure la cooperación con los países africanos en materia migratoria", alerta.
Respecto a la nueva política exterior de EEUU, Frontex estima que el recorte a la ayuda humanitaria decretado por Donald Trump también puede dejarse notar en la Ruta Canaria.
"Es probable que este cambio afecte la migración hacia la UE, ya que la suspensión de la ayuda estadounidense a los países africanos podría crear vacíos de poder que los grupos extremistas y del crimen organizado podrían explotar. Las consecuencias de este cambio de política ya se están sintiendo, y muchos países africanos que dependían de la asistencia estadounidense para la seguridad sanitaria, la vigilancia de enfermedades y los programas de vacunación ahora enfrentan desafíos", argumenta.