Feijóo se sincera en privado: "[Sánchez] no va a adelantar elecciones"
Sánchez acumula semanas sin responder a los periodistas. "Así es muy difícil hacer nada", se quejan en Sumar. Ayuso enfada a parte de los suyos en la cumbre de Pedralbes.

"Las elecciones serán en 2027, cuando tocan". El presidente parece dispuesto a resistir. Pase lo que pase. Una semana más, el Gobierno se ha mostrado incapaz de recuperar el control de la agenda política y mediática. En esta ocasión, la principal responsable fue Leire Díez, cuyos audios continúan apareciendo a diario en los medios de comunicación. Su estrambótica comparecencia y todo lo que sucedió allí abochornó a muchos en el PSOE, aunque sean contados los críticos que alcen la voz contra Pedro Sánchez.
En privado, incluso cargos próximos al presidente admiten que la situación es delicada. Son ya muchos días de escándalos opacando la acción del Gobierno. "Así es muy difícil hacer nada", reconocen en Sumar, partido que está en el Consejo de Ministros. La vicepresidenta Yolanda Díaz ha ido elevando poco a poco el tono hasta afirmar que quiere hablar directamente con Sánchez sobre el caso de Díez y todas sus derivadas. "Frente a las cloacas hace falta transparencia y luz", le exige.
La última vez que Sánchez respondió preguntas de los periodistas fue el pasado 29 de abril. Entonces, España aún se reponía del gran apagón. No es que el presidente no tenga agenda pública; es que las convocatorias nunca incluyen la opción de que los informadores puedan preguntarle. Tampoco ha protagonizado ninguna entrevista. Y en el Congreso, su comparecencia podría posponerse al mes de julio, a pesar de los intentos de la oposición para que se aceleren los plazos.
Los cargos en el PSOE críticos con Sánchez nunca han dejado de moverse, pero esta última semana se les ha escuchado más. Emiliano García-Page ha pedido formalmente que se convoquen las generales antes de las autonómicas y locales. El saludo con Sánchez en la conferencia de presidentes de este viernes deja claro que la relación entre ambos está completamente rota. "Es un presidente más del PP", suelen deslizar en la Moncloa. "España es un puzzle roto", lamentó él en rueda de prensa.
También habló estos días Eduardo Madina, dirigente socialista vasco víctima de ETA. "No había un Víctor de Aldama en el ciclo de Zapatero, no había ninguna Leire Díez en el ciclo de Rubalcaba", dijo en una entrevista en la SER. "Resentido", le llamó Oscar López ."“Hoy no ganarían ni la asamblea socialista de su pueblo", añadió en redes el ministro de la máxima confianza de Sánchez. Un choque que resonó con fuerza de puertas para adentro, con destacados dirigentes llevándose las manos a la cabeza. "¿Hasta dónde vamos a llegar?". "Denota mucho nerviosismo y miedo", dijo Page.
En este contexto, llegó la citada cumbre de presidentes. Sánchez ante el poder autonómico, mayoritariamente del PP. La conferencia estuvo en el aire pero el Ejecutivo aceptó ampliar el orden del día para evitar el boicot de los barones. Hubo reunión, sí; pero el fracaso de la misma fue manifiesto. "Lo vivido es la constatación más palpable de la polarización que vivimos", en palabras de un exministro retirado ya de la primera línea de la política.
Isabel Díaz Ayuso fue la gran protagonista. Lo de menos fue su gélido saludo con Sánchez, de apenas unos instantes. Su agrio encontronazo con la titular de Sanidad, Mónica García, y su decisión de salir de la sala de reuniones cuando Imanol Pradales y Salvador Illa hablaron en vasco y catalán copó rápidamente todos los titulares. Ni tan mal para los intereses de Sánchez, llegaron a sugerir algunas fuentes socialistas. El foco, al menos momentáneamente, se situó en otra parte.
Génova quería que se hablara de la petición de adelanto electoral que, todos a una, hicieron sus barones delante de Sánchez, pero Ayuso se llevó buena parte los focos. "Es un problema de ella con sus compañeros", afirmaron fuentes de la dirección nacional. Y lo cierto es que algunos presidentes autonómicos mostraron su incomodidad ante la estrategia de su homóloga madrileña.
Cuando escuchó euskera y catalán, Ayuso se fue pero el resto de sus colegas del PP se quedaron. Y eso ya fue todo en un gesto. "No hay que ser siempre protagonista en todo", se quejó uno de esos barones. Hubo incluso quien temió que no pidiera el adelanto electoral, como se había acordado. "Sí que lo ha dicho", trasladaron los presentes a sus interlocutores fuera de la reunión. "Respetamos a la presidenta que se va y a los presidentes que se quedaron", fue la respuesta oficial de Génova.
Pero la institucionalidad se rompió, según el diagnóstico del citado exministro. "Lo que le queda a la gente es que ya no se pueden reunir ni para hablar de vivienda, de financiación autonómica o de lo que sea", remata su opinión. En efecto, si en algo coincidieron todos los protagonistas de la cita es que la conferencia de presidentes fue "un fracaso". Ya estaba tocada de muerte desde antes de su inicio.
Y aún queda el colofón para esta semana negra para Sánchez. Este domingo, el presidente tendrá que testar el enfado de la ciudadanía por los presuntos casos de corrupción que le rodean. Alberto Núñez Feijóo ha convocado en la plaza de España de Madrid los españoles bajo el grito "mafia o democracia". Estarán junto a él todos los barones territoriales de su partido y los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy. "Tenemos dos enemigos, el calor que va a hacer y Santiago Abascal, que ha hecho todo lo posible para boicotear la convocatoria", reconocen en el equipo del líder gallego.
Un presidente regional añade otro problema: "Después del subidón del domingo, porque no me cabe duda den que habrá muchísima gente, habrá que seguir pedaleando". Es decir, el lunes Sánchez seguirá en Moncloa y Feijóo en la oposición. "Estamos en una carrera de fondo", reconocen también en el entorno del líder gallego. En privado, Feijóo coincide con el presidente: "No va a adelantar elecciones. Cuanto peor esté, más se aferrará en su puesto".