La relación diplomática España-Israel ha vivido este lunes otro episodio espinoso, esta vez a cuenta del asalto a la 'Flotilla de la Libertad' en su ruta a Gaza. En ella no sólo se encontraba Greta Thunberg; también un ciudadano español, Sergio Toribio, activista embarcado en el Madleen. A modo de protesta, el Gobierno ha convocado al encargado de negocios de la Embajada israelí, Dan Poraz.

Se trata de la segunda llamada reciente que recibe, una suerte de 'toque de atención' del Gobierno en cuyo suelo reside ante una desavenencia bilateral. Hace semanas fue por el ataque de las fuerzas israelíes sobre un grupo de diplomáticos en Cisjordania, entre los que también había un español. 

Tras más de una década como parte del entramado del Ministerio de Exteriores israelí y con formación universitaria en Arquitectura y estudios de posgrado en Oriente Medio, este diplomático multilingüe nacido en Tel Aviv en 1982 ejerce de responsable de facto de la representación diplomática hebrea en suelo español. 

Lo hace desde que el Ejecutivo de Netanyahu retirase a la embajadora, Rodica Radian-Gordon, primero a finales de 2023 para 'consultas' y de forma definitiva en mayo de 2024 en protesta por las declaraciones del Ejecutivo español y por el reconocimiento del Estado palestino, respectivamente.

En una reciente entrevista para El Nacional admitía que "tenemos 56 secuestrados todavía en manos de Hamás en Gaza en los túneles. Este hecho no permite pasar el trauma", que asegura sigue abierto en Israel. Por ello, defiende que "sólo tenemos dos objetivos: liberar a nuestros rehenes y garantizar que lo que ocurrió en octubre no vuelva a pasar otra vez. Y para ello, tenemos que terminar con Hamás".

Partícipe de una filosofía similar a la defendida por Tel Aviv, pero con un tono menos agresivo en las formas que Netanyahu, otros miembros del Gobierno o incluso que la que fuera embajadora de iure, Poraz insiste en rechazar la idea de genocidio sobre la población gazatí. Ante las acusaciones, plantea que se trata de "una campaña salvaje contra Israel, una campaña de demonización y deslegitimación a su derecho a defenderse, y difundida por Hamás".

También comparte reproches al Gobierno de España, sobre el que reclama que "debería presionar a Hamás para el fin de la guerra, no a Israel", un desencuentro que ha podido compartir recientemente en sus dos 'llamadas' por parte del Ejecutivo.