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El pueblito de Andalucía que fundaron suizos y alemanes cuyo nombre lo llevan más de 65.000 mujeres en España

El pueblito de Andalucía que fundaron suizos y alemanes cuyo nombre lo llevan más de 65.000 mujeres en España

Un municipio de grandes influencias internacionales.

La Carolina (Jaén).Getty Images

En España, la gran variedad de pueblos que se reparten por el territorio refleja una riqueza toponímica tan extensa como sorprendente: desde nombres que evocan paisajes (Arroyo de la Luz) hasta otros que parecen sacados de un cuento (Valdeinfierno). Entre esta amplia oferta, existe un pueblo de Andalucía que comparte nombre con 68.976 mujeres en España, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística.

En pleno corazón de Sierra Morena, junto al parque natural de Despeñaperros, se alza La Carolina, un municipio de Jaén que desde sus orígenes en el siglo XVIII estuvo habitado por colonos procedentes de Suiza, Alemania, Francia y Holanda. Bajo el impulso del monarca ilustrado Carlos III y gracias a la gestión de ministros como Aranda, Jovellanos y Campomanes, nacieron las llamadas ‘Nuevas Poblaciones de Sierra Morena’.

Con ello se pretendía sanear una región asolada por el bandolerismo y dinamizar su economía a través de la agricultura y la incipiente industria. El proyecto fue gestionado por el Superintendente Pablo Olavide, quien, junto al aventurero bávaro Thürrieguel, reclutó a miles de familias centroeuropeas dispuestas a poblar estas sierras. En 1767 se creó el Fuero de las Nuevas Poblaciones y se fundó formalmente La Carolina.

Historia y urbanismo

Desde ese momento, La Carolina se convirtió en la capital de este ambicioso plan urbanístico. Aunque el trazado definitivo no se concluyó hasta 1770, el asentamiento germinal ya sentaba las bases de lo que hoy es una ciudad de 15.261 habitantes, según los datos más recientes del INE. El municipio de La Carolina está compuesto por cinco núcleos de población: La Carolina, como principal, Navas de Tolosa, La Fernandina, la Isabela y el Guindo.

Su urbanismo conserva intacto la influencia de la Ilustración, diseñado como un campamento romano adaptado al siglo XVIII, con dos ejes principales que se cruzan en la Plaza el Ayuntamiento y crearon una malla octogonal de manzanas regulares. Las avenidas de Las Huertas y Juan Carlos I funcionan como ejes vertebradores, mientras que las calles rectas y amplias delimitan el núcleo moderno.

El trazado no solo respondía a criterios estéticos, sino también a la voluntad de facilitar el comercio, el tránsito de mercancías y la proliferación de huertos y zonas de cultivo. Asimismo, los colonos desplazados trajeron consigo técnicas agrícolas avanzadas, impulsando plantaciones de cereales, viñedos y olivares que se han convertido en uno de los motores económicos del municipio.