El origen del bikini se remonta a París en 1946. Fue la bailarina Micheline Bernardini quien lo lució por primera vez en una piscina del Casino de París, al ser la única que se atrevió a desfilar con la prenda diseñada por Louis Réard. 

Sin embargo, en la España de posguerra, la llegada de esta prenda de baño no fue ni rápida ni bien recibida. La dictadura franquista impuso durante décadas una dura censura sobre la moda femenina, y el traje de baño de dos piezas se convirtió en uno de los símbolos de esa represión. Sin embargo, una imagen lo cambió todo.

La primera mujer que exhibió un bikini en público en España no era española. Fue una joven francesa que, en el verano de 1948, asistía a los cursos de verano de la Universidad de Santander. La escena, que tuvo lugar en el embarcadero real de la ciudad cántabra,  escandalizó a los presentes y dejó una huella imborrable. Ahora es recordada como la primera aparición pública de esta prenda en el país.

Benidorm, clave para la normalización del bikini

En 1953, el destino del bikini dio un giro gracias al entonces alcalde de Benidorm, Pedro Zaragoza. Tras una multa de 40.000 pesetas impuesta por la Guardia Civil a una turista británica por llevar bikini, Zaragoza decidió defender el uso de la prenda para proteger el auge del turismo.

“Autoricé por decreto firmado el bikini en el término municipal de Benidorm y esto provocó un gran escándalo nacional y dos ministros pidieron mi cabeza”, relató años después en una entrevista. Para evitar que la polémica creciera, el alcalde pidió audiencia en El Pardo y se presentó ante Franco. “Le dije: Vamos a tragarnos el bikini en contra de nuestra voluntad", confesó.

Además, según el alcalde, era “mejor autorizarlo y después controlar que no haya escándalos”. Franco aceptó la sugerencia, pero la prohibición oficial continuó. De hecho, en 1960, aún existía una circular del Ministerio de Gobernación que impedía el uso del bikini.