Sólo cinco mujeres en el mundo disponen del conocido como privilegio del blanco y Letizia es una de ellas. Los reyes han acudido este domingo a la misa de comienzo de pontificado del recién escogido papa, León XIV. Ha sido en la basílica de San Pedro y lo ha hecho luciendo un vestido blanco que le llegaba más allá de la altura de la rodilla y una mantilla del mismo color. 

Por norma general, el protocolo dicta que tanto reinas como primeras damas se personen ante la máxima autoridad eclesiástica con atuendo negro. 

Las reinas católicas, sin embargo, gozan del este privilegio que les les permite acudir con trajes del mismo color que la sotana que suele lucir el papa. Además de Letizia, también lo tienen la reina Sofía, Paola y Matilde de Bélgica, María Teresa de Luxemburgo y Charlene de Mónaco. 

Únicamente hay una excepción: los funerales. Y es precisamente por eso mismo por lo que Letizia optó por un vestido negro para dar el último adiós a Francisco.

Al igual que la última vez que estuvo en San Pedro, la reina ha llevado mantilla y prescindido de la peineta. Los zapatos, de tacón, han sido de color crema. 

Ella y Felipe han sido los encargados de encabezar la delegación española, en la que también han figurado la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero; la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y otros políticos.

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