Gana el poder duro: de cómo el dinero y las armas se imponen hoy en la globalización
El Real Instituto Elcano publica un informe que desvela que la vuelta a las ideologías o los nacionalismos han fragmentado las relaciones internacionales. EEUU sigue mandando, China retrocede y España es el país UE que más avanza.

Tras los años 90 del pasado siglo, el mundo emprendía un nuevo camino: dejaba atrás la política de bloques de la Guerra Fría, metía en el cajón las ideologías, abordaba un proceso de desmilitarización profundo y fiaba a la economía, los contactos y la diplomacia -el llamado poder blando o soft power- las relaciones entre estados. Ese escenario hoy no existe. La gran recesión de 2008-2012, más la pandemia de coronavirus y las guerras actuales, de Gaza a Ucrania, han dinamitado las tendencias anteriores de la globalización, que de nuevo se rige por el poder duro, el hard power. Gana el dinero, ganan las armas.
Lo constata el último Índice de Presencia Global del Real Instituto Elcano, referido a 2024, que asume que ya se hablaba desde hace años de slowbalization (globalización ralentizada) y hasta de deglobalization (desglobalización), pero nada parecido a lo que tenemos hoy, en especial tras la vuelta a la Presidencia de Estados Unidos de Donald Trump, que marca un punto de inflexión en las tendencias planetarias. El republicano deja claro de palabra y de obra que no le gusta el orden actual, a grandes rasgos el que nació tras la Segunda Guerra Mundial, y que ha venido a cambiarlo en favor de sus intereses.
"La consolidación tecnológica de China, las necesidades materiales de la transición energética y digital, y la vuelta de las ideologías y de la cuestión geográfica como elementos definitorios de políticas exteriores, han hecho transitar ese orden multilateral hacia un mundo de competencia geopolítica entre Estados, auge nacionalista y unilateralismo, en el que la dependencia externa se ve ahora como un elemento de vulnerabilidad", expone el análisis de Manuel Gracia Santos y Blanca González, que compara la evolución del proceso de globalización desde 1990.
"El proteccionismo comercial se entiende de nuevo como una herramienta de política exterior y se acompaña de políticas industriales nacionales y estrategias de autonomía con respecto al exterior. Además, el regreso de la guerra en Europa ha remilitarizado las relaciones internacionales, reduciendo el atractivo de los elementos blandos de la proyección exterior", ahondan.
Quién manda aquí
Como marco general, el informe detecta un retroceso del 1,4% en la presencia global de los 150 países analizados, debido principalmente a una contracción de la dimensión económica, que se reduce un 3,5% con respecto a 2023. Las razones: "la fuerte reducción de las exportaciones energéticas y de bienes primarios tras la estabilización de los precios internacionales" y la contracción del comercio mundial de manufacturas". "En cambio, crecen las exportaciones de servicios y el stock mundial de inversiones extranjeras directas (IED)", afina el texto. .Ya desde la crisis de 2010 "su comportamiento agregado ha sido errático" y la tendencia se mantiene.
La presencia militar, por contra, aumenta un 1% de 2023 a 2014, "dado el crecimiento del número de tropas en el exterior, explicado por el elevado despliegue de Rusia en Ucrania", explica Elcano. "En términos comparativos, un número superior al movilizado por EEUU durante las guerras de Irak y Afganistán, de modo que el número total de tropas desplegadas hoy en el mundo (casi 900.000 unidades) sería 1,3 veces superior al de 2005", añade. La tendencia llega también al Sur Global, no sólo al norte. Es planetaria.
La dimensión blanda, en cambio, aunque "recupera parte del dinamismo del período anterior a la pandemia", ha frenado la evolución de años pasados. "El indicador que más crece en el último año es Turismo (27%), tras la actualización de datos postpandemia; seguido de Clima (6,2%), por el aumento de las capacidades de generación de energía renovable; y Cultura (5,6%), impulsada por las exportaciones de servicios audiovisuales", detalla el estudio.
Hay realidades que no cambian, aunque también tienen sus oscilaciones. La principal es que Estados Unidos sigue siendo la potencia líder, que incluso crece en presencia global. China, en cambio, pese a ser la segunda, pierde terreno en el año analizado. Le seguirían Alemania, a buena distancia, Alemania, Japón y Reino Unido. El top 5. Tras ellas, Rusia, Francia, Canadá, India y Países Bajos. Completado el top 10.
El índice refleja que pierden presencia Alemania, Reino Unido -adelantado por Japón, que no era cuarto desde los 90-, Canadá, Países Bajos, Italia, Bélgica, Suiza y Australia. Por bloques, destaca Asia, que mantiene o mejora sus datos, con Corea del Sur en el 11º puesto, que compensa en parte el retroceso de Pekín.
España y Europa
España mantiene el puesto 13º de un año atrás, pero la lectura de sus datos es mejor en contexto, ya que registra en 2024 el segundo mayor crecimiento en presencia global, sólo superada por EEUU, y el mejor en toda la Unión Europea (UE). Lo cierto es que el viejo continente muestra tendencias variadas, dicen los investigadores. "El Reino Unido post-Brexit continúa perdiendo presencia económica, aunque logra recuperar el crecimiento de su presencia blanda, sin ser suficiente para defender su posición ante el ascenso de Japón. Francia pierde también una posición ante Rusia, que aumenta exclusivamente por el despliegue militar en Ucrania. Los Países Bajos, por su parte, experimenta una bajada general en todas las dimensiones y pierde su posición ante el ascenso de la India, mientras que Corea del Sur supera ya a Italia y España", indican.
Apuntan a "una pérdida en las principales locomotoras europeas –Francia, Alemania e Italia, a los que podemos sumar el Reino Unido–" desde 2020 y a un "crecimiento de menor intensidad en las diferentes periferias europeas, donde destacan Irlanda y Polonia", además.
En general, se detecta una "pérdida de presencia que parece apuntar a una reducción de su papel como actor global", pero no por eso está cayendo el mundo en un modelo bipolar como el de décadas pasadas, porque la UE ha llegado para quedarse también y tiene cosas que decir. "En primer lugar, la UE registra el mayor valor de presencia en toda la serie, aunque desde 2020 sufre una importante pérdida. En segundo lugar, EEUU venía ganando presencia desde 2010 y, aunque interrumpió esta dinámica antes de la pandemia, aumenta presencia en los últimos años. En tercer lugar, China interrumpe en los últimos años su crecimiento, que se había fortalecido con la pandemia, registrando por primera vez en la serie pérdidas de presencia global en términos absolutos", sostiene el índice.
Básicamente, nuestro entorno ha perdido fuelle por el menor peso económico, pese a que recupera ese poder blando ya citado. Washington, en cambio, se ve tocado por su bajada en las exportaciones de bienes, pero sube en las de servicios e inversión exterior y, por supuesto, mantiene su "liderazgo militar", mientras que Pekín también baja en exportaciones manufactureras -aunque aún las "capitanea"- y de servicios, pero remonta en presencia militar y soft power;
"La distancia entre EEUU, China y la UE es menor en la dimensión económica y mayor en la militar y blanda, aunque con matices. EEUU lidera Energía y Bienes primarios, China las Manufacturas y la UE los Servicios e Inversión. En la dimensión militar, la distancia se produce fundamentalmente en el volumen de Tropas desplegadas, liderada por EEUU, mientras que, en Equipamiento, China supera a la UE. La influencia de China está concentrada en pocos indicadores y la distancia se amplía en los apartados de Migraciones, Turismo, Deportes, Educación y Cooperación, que tradicionalmente han formado parte del núcleo de proyección blanda", profundiza el tanque de pensamiento.
La conclusión general es que la globalización es cada vez menos homogénea. "Es pronto para saber la magnitud de las transformaciones", dicen González y Gracia Santos, pero hay una cosa clara: "el ritmo y la naturaleza del proceso (...) han cambiado". "Una globalización que recupera los elementos más duros y que parece fracturarse en términos geográficos, lo que no necesariamente implicará una menor, aunque sí una diferente, globalización a la hasta ahora conocida", concluyen.