A simple vista, podría parecer que las míticas ‘Plazas de España’ se concentran únicamente en nuestra geografía, pero nada más lejos de la realidad. Existen más rincones bautizados como tal fuera de nuestras fronteras que dentro de la propia península. Estos espacios son vestigios del legado colonial y se encuentran en ciudades de Europa, África y América. Cada una de estas plazas, más allá de su nombre, es reflejo de la huella cultural que dejó España en todo el mundo.

En Europa

A pocos kilómetros de España, Lisboa presume de su Praça de Espanha que domina un punto neurálgico de la capital lusa, ubicada en el cruce de los barrios de Campolide, Fátima y Benfica. Su principal elemento es el Arco de Sao Bento, reconstruido en 1998, que recuerda su traslado histórico desde la calle homónima hasta este punto. Además, muy cerca se erige el Palacio de Palhva, residencia del embajador español, y la Fundación Gulbenkian, faro cultural de la ciudad.

Un poco más lejos se sitúa la Place d’Espagne–Spanjeplein, en Bruselas (Bélgica). Aunque pasa desaperciba para muchos viajeros, aquí se suelen celebrar conciertos de jazz en verano. Además, en su centro hay dos figuras de Don Quijote y Sancho Panza, obra de Lorenzo Coullaut Valera, que rinden homenaje a la lengua y cultura españolas. Cerca de este espacio se encuentran la Estación Central y la Grand Place-Grote Markt.

Otra gran destacada plaza de España es la de Mostar, en Bosnia y Herzegovina, bautizada así en 1995 por los bosniacos, croatas y serbios de la ciudad. No obstante, el Rey inauguró oficialmente en 2012 la Plaza España de Mostar en homenaje a los 22 militares españoles y a los fallecidos en acto de servicio en la misión de paz. Esta es la plaza más impresionante y de mayores dimensiones de todo Mostar.

En África

En el continente africano también se puede ver la influencia española y el legado colonial. Por ejemplo, en Malabo (Guinea Ecuatorial) lo que hoy conocemos como Plaza de la Independencia fue durante décadas la Plaza de España de Santa Isabel. Allí, en 1968, el entonces ministro Manuel Fraga entregó las llaves de la excolonia al primer presidente, Francisco Macías, dando paso a la independencia y al conocido como “reinado del terror”.

Otro ejemplo es la plaza de Tetuán (Marruecos), bautizada como Plaza de España tras la ocupación en 1860, bajo el Protectorado español fue punto de encuentro y recreo. Hoy recupera el antiguo nombre de Plaza del Feddán o de Hassan II, pero mantiene viva su historia en los contornos de sus edificios oficiales y el cercano Instituto Cervantes.

En América

Finalmente, al otro lado del charco también se pueden encontrar estos vestigios arquitectónicos. En Buenos Aires (Argentina) se llama la Plaza España o Parque España, y en el lugar que ocupa había en el pasado varios mataderos. A priori el lugar era conocido como Plaza de los Inválidos, hasta que en 1900 pasaría a llamarse Plaza España y adoptó su nombre actual en 1982. Su arboleda y fuentes recuerdan la estrecha relación cultural y migratoria entre ambos países.

Por otro lado, en Estados Unidos, Española Way nos lleva a la Plaza de España ubicada en Miami Beach. Se encuentra en un cruce de caminos con terrazas, restaurantes y palmeras, todo un oasis de sabor español en territorio americano. Aquí los bares recrean el ambiente de tapas y sobremesa tan típico de la cultural española.